El incidente ocurrido el 17 de enero de 1966 se enmarca dentro del acuerdo que habían firmado unos años antes Franco y Eissenhower, mediante el cual los americanos "perdonaban" el régimen dictatorial de Franco y pasaban a ayudar económicamente a España, a cambio de contar en nuestro territorio con algunas bases militares estratégicas. Todo ello con el objetivo de presionar, en plena Guerra Fría al enemigo común: la URSS.
Pues bien, en la fecha mencionada, un bombardero americano B-52 y su avión de abastecimiento, que sobrevolaban territorio almeriense, colisionaron en plena operación de repostaje, precipitándose ambos al vacío y originando una gran catástrofe.
El accidente aéreo propició la muerte de 7 de los 11 tripulantes de los dos aviones y lo que resultó mucho más grave, la precipitación al vacío de 4 bombas termonucleares que portaba el B-52. El primero de estos proyectiles parece que no llegó a explosionar, ya que el paracaídas pudo llegar a desplegarse y el cuarto tampoco porque cayó al mar con el paracaídas también desplegado. No ocurrió lo mismo con las bombas 2 y 3, que colisionaron con el suelo, detonando de forma violenta.
Una vez que los norteamericanos se dan cuenta de la situación, intervienen de forma inmediata, ya que el presidente Lyndon B. Johnson activó enseguida la operación "Flecha Rota" para aclarar el incidente. Los estadounidenses temían que se hubiera producido un escape radiactivo y examinaron concienzudamente la zona para identificar donde habían caído las bombas, para recuperarlas y comprobar si existía verdadero riesgo de radiación. Una vez localizadas es cuando comprueban que el segundo y tercer proyectiles han liberado plutonio y más concretamente, partículas radiactivas alfa, que podrían suponer cierto riesgo por su proximidad a una las poblaciones de la zona: Palomares; sobre todo porque pueden mezclarse con la tierra y el agua y ser ingeridos por las personas.
Más tarde, los estadounidenses acabarían llevándose hacia su propio territorio, almacenada en bidones, la tierra más contaminada por la radiación. El resto acabaría siendo volteada y enterrada a varios km. de profundidad.
Es entonces, en esos momentos de incertidumbre cuando se produce una imagen para la historia, ya que Manuel Fraga Iribarne, ministro de Información y Turismo Español, procedió a darse un baño en la playa de Palomares con el objetivo de demostrar que las aguas no habían sido contaminadas.
A partir de ese momento, los norteamericanos se olvidaron un poco del tema y ya hasta 1997 no se preocuparon en serio por Palomares. Es en ese momento cuando se hace vallar la zona afectada, lo cual resultó muy polémico, ya que algunos habitantes de la zona habrían estado removiendo tierras radiactivas durante años, sin saberlo, con los riesgos que eso podría haber conllevado para su salud.
Por fin, recientemente Estados Unidos ha decidido solucionar de forma definitiva el tema de Palomares y para ello se ha comprometido a llevarse la tierra radiactiva que aún queda en la zona. Esperemos que cumplan su promesa y los habitantes de esa localidad almeriense por fin puedan respirar tranquilos.
Ya como resumen final podríamos decir que este incidente protagonizado por los aviones norteamericanos resultó grave, pero podría haberlo sido mucho más, ya que cada una de las 4 bombas que cayeron sobre la zona próxima a Palomares tenía un potencial destructivo de unas 75 veces las lanzadas sobre Hiroshima y Nagasaki en la 2ª Guerra Mundial, con lo que, de haber liberado partículas radiactivas beta o gamma, ahora estaríamos hablando de una catástrofe de enormes proporciones.